Banco o caja de ahorros

En el momento en que necesitamos contratar determinados servicios o productos bancarios, podemos dudar entre elegir un banco o una caja de ahorros como entidad financiera de confianza. Y es que dichas entidades tienen un funcionamiento muy similar, pero también existen diferencias que a priori podemos no saber.

Diferencias entre ambas entidades

Empezaremos por las cajas de ahorros. Estas entidades vieron la luz en el siglo XIX para que las clases populares pudieran ahorrar, con lo que, en los orígenes, estas entidades no comportaban ningún tipo de lucro. En la actualidad, las cajas de ahorros sí que buscan un beneficio y sí que obtienen ingresos a través de su actividad, sin embargo, aún conservan parte de su origen solidario: de las ganancias obtenidas, una parte (normalmente un porcentaje mínimo de un 50%) se destina a la solvencia misma de la caja, es decir, a su reserva, y otra parte importante de dichos beneficios se destina a la obra social de la entidad, es decir, a las distintas iniciativas sociales solidarias que la caja de ahorros lleva a cabo, pudiendo incluir tareas de inclusión social, tercera edad, cultura, conservación de patrimonio artístico, investigación, educación, etc.

En este aspecto nos encontramos con la primera diferencia: los bancos, como entidades con ánimo de lucro que son, destinan todos sus beneficios a su solvencia, a repartirlos entre sus accionistas y a invertir en lo que se considere adecuado.

Con esto enlazamos con otra diferencia. Los bancos son sociedades anónimas, propiedad de sus accionistas. No obstante, las cajas de ahorros sueñen ser sociedades limitadas, en las que no hay accionistas, sino consejo de administración.

A pesar de que las cajas de ahorros ya no son la entidad sin ánimo de lucro que fueron en el pasado, se siguen asociando a la atención de familias y pequeñas empresas, a facilitar su ahorro y la concesión de créditos. No obstante, hoy en día las cajas de ahorros y los bancos cuentan con el mismo perfil de cliente, y es que ambas entidades bancarias ofrecen casi los mismos productos: cuentas bancarias, tarjetas, hipotecas, préstamos y créditos, seguros, pensiones, etc.

Por ello, recomendamos escoger el producto o el servicio bancario que estemos buscando no en función de si se trata de una caja de ahorros o de un banco, sino en función de las condiciones que ofrezca cada producto, informándonos bien de las comisiones y la letra pequeña. Así, es más importante que el producto que necesitamos nos ofrezca lo que buscamos, y no que la entidad que lo ofrezca sea un banco o una caja de ahorros.

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